La ultraderecha forma grupo en el Parlamento Europeo

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El lunes 15 de enero, en su primera sesión plenaria del año, el Parlamento Europeo contó con la presencia de un nuevo grupo político de extrema derecha cuyo nombre, â??Identidad, soberanía y tradiciónâ?, es todo un adelanto de su ideario político.

En última instancia, su formación ha sido posible gracias a la entrada de Rumanía y Bulgaria como nuevos socios de la Unión Europea. Estos dos países han aportado los seis eurodiputados que necesitaba el grupo para alcanzar el quórum requerido de veinte diputados, de los cuales cinco son rumanos, uno búlgaro, siete franceses, uno austríaco, tres belgas, uno británico y dos italianos. Al cumplir todos los requisitos que fija el reglamento, gozará de los mismos derechos que el resto de las formaciones, tales como el tiempo de palabra y la dotación de cerca de un millón de euros de fondos de la Unión Europea.

En cuanto a sus integrantes, nos encontramos frente a algunos bastante conocidos durante los últimos años: Jean Marie Le Pen y su hija Marie del Frente Nacional francés, Alessandra Mussolini, nieta del histórico fundador del fascismo italiano, el austríaco Andreas Moelzer -quien fue expulsado del â??Partido Libertadâ?, ultraderechista, por considerar sus ideas â??demasiado extremasâ?- y el también francés y miembro del citado Frente Nacional Bruno Gollnisch, acusado actualmente por la justicia francesa por su negación del Holocausto judío durante la Segunda Guerra Mundial. Bruno Gollnisch capitaneará esta recién formada coalición.

Según recogía â??BBC-Mundoâ? el mismo 15 de enero, entre su ideario defiende el â??reconocimiento de los intereses nacionales, el compromiso con los valores cristianos y las tradiciones de la civilización europea -entre ellas, la familia tradicional-â? y se oponen totalmente a un â??superestado europeo burocrático y unitario…â? Por supuesto, el grupo rechaza ser etiquetado de â??extrema derechaâ? y se describen más bien como â??de centroâ?.

Muchos de los restantes setecientos sesenta y cuatro eurodiputados están pensando en cómo elaborar estrategias que permitan aislarlo. Según el periódico â??El Paísâ? en su edición del 12 de enero, Enrique Barón, presidente de la delegación de los socialistas españoles en el Parlamento Europeo, sostiene que â??hay que aplicar una política de cordón sanitarioâ?, algo así como el pacto que mantienen los partidos en Bélgica para excluir del poder al VB (Vlaams Belang, partido ultraderechista). Por su parte, para Antonio López Istúriz, secretario general del Partido Popular Europeo, la irrupción en escena del grupo debe ser un aviso para que la UE tome medidas concretas para combatir políticamente este tipo de formaciones que recoge el voto de gente desinformada y desencantada con el proyecto europeo.

Resulta cuanto menos inquietante el crecimiento de los partidos ultraderechistas en muchos países europeos que cuentan con una larga y rica tradición democrática. Sus ideas racistas, xenófobas, su fundamentalismo en suma -y no sólo en el plano religioso, también en el político y social- amenazan con dividir aún más a la ya de por sí poco unida Unión Europea, carente de momento de un proyecto social y económico común con el que poder hacer frente a retos tan acuciantes como la inmigración, el desempleo, la pérdida progresiva de derechos de la clase trabajadora -motivada en parte por los desequilibrios creados por la globalización económica en las relaciones laborales-, el terrorismo, la aplicación de políticas que apuesten decididamente por poner coto a la amenaza real del cambio climático… Enfrentar con decisión todos estos nuevos y viejos desafíos -junto a la firme defensa de los derechos humanos como inexcusable seña de identidad- y darles una respuesta satisfactoria que logre atraer a la mayoría de los ciudadanos del continente es la única solución válida ante la amenaza que suponen los embriones del nuevo totalitarismo.

María Sanjuán

La infancia robada

Niños soldado

Las primeras víctimas de los numerosos conflictos armados que se extienden a lo largo y ancho del planeta son los niños y las niñas: son heridos, sufren la pérdida de familiares, la destrucción de sus casas, son más vulnerables a enfermedades, se ven privados de su derecho a la educación e incluso, en muchas ocasiones, son utilizados como soldados. Se calcula que hay unos 300.000 en todo el mundo: son baratos, son obedientes, hacen de espías, de mensajeros, cocineros, porteadores, se les droga con todo tipo de sustancias para luchar con ferocidad en prímera línea, son también sirvientes o esclavos sexuales… incluso son obligados a cometer atrocidades y abusos contra su propia familia o contra su comunidad.

Africa y Asia son los continentes donde la situación de estos niños y niñas soldados es más crítica, pero también se abusa de ellos en otros países de América, Europa y Oriente Medio. La mayoría son reclutados a la fuerza, secuestrados en la calle, en el colegio o en campos de refugiados; otros se alistan como consecuencia de la guerra o la marginación.

Uno de los problemas más importantes que tal situación provoca es su difícil rehabilitación e integración social cuando abandonan el ejército: insensibilizados, profundamente traumatizados; en el caso de las niñas, además de la brutalidad y traumas derivados de las violaciones en sí, pueden sufrir lesiones físicas graves, embarazos forzados, contagio del sida y otras enfermedades de transmisión sexual.

Una cuestión clave para entender un poco del transfondo de la situación de estos niños y niñas está directamente relacionado con el negocio y el tráfico de armas ligeras. La facilidad para conseguir este tipo de armamento y su sencillo manejo (¡hasta un niño podría usarla! -y, quizás, especialmente indicadas para ellos…) hace que se conviertan sin mucha dificultad en eficientes combatientes.

Un ejemplo: el Kalashnikov, conocido como â??la máquina favorita para matarâ?, dispara 600 balas por minuto y de él se dice que será el arma más usada en los conflictos de los próximos veinte años debido a lo dificil que resulta controlar su producción y venta -con la llegada de la globalización, sus distintas piezas son fabricadas en, al menos, catorce países, entre ellos Alemania, China, Corea del Norte, Egipto, Irak, Polonia y Rusia. Y entre los países exportadores están Rusia, EE.UU., Italia, Alemania, Brasil y China.

El 26 de octubre de 2006 la mayoría de los gobiernos del planeta representados en Naciones Unidas dieron su aprobación al â??Tratado global sobre el comercio de armasâ?, con la declarada intención de poner así los cimientos de un edificio legal que impida las transferencias internacionales de armas, esas que alimentan los conflictos, extienden la pobreza y ocasionan graves violaciones de los derechos humanos. En la votación, 139 países votaron a favor; sólo Estados Unidos lo hizo en contra.

Está claro que este Tratado supone un resquicio de esperanza para dar salida a la dramática situación en que viven los niños y niñas soldado; pero sólo es un paso -aunque muy importante-, ya que las otras miserias que asolan sus vidas son el hambre, las enfermedades, la alta tasa de mortalidad, la falta de escolarización, los trabajos que tienen que realizar para ayudar a sus familias… Esos son los hilos que tejen sus vidas cotidianas, vidas a las que se les ha arrancado de un zarpazo el derecho -un derecho que debería ser sagrado- a disfrutar de un periodo vital y formativo indispensable en la trayectoria de todo ser humano: la infancia.

María Sanjuán

[versión francesa] por Margarita Chamorro

La libertad de prensa

libertad de prensa

En la película de John Ford â??El hombre que mató a Liberty Valanceâ? (1962), se relata la historia de un pequeño pueblo perdido en el Oeste americano que está dominado por el terror que impone Liberty, un pistolero a sueldo de los terratenientes de la zona. Nadie se atreve a hacerle frente, nadie excepto Ranse, un joven licenciado en derecho recién llegado al lugar que, ni corto ni perezoso, pretende imponer la justicia y el orden armado únicamente con una maleta llena de libros de leyes.

A pesar de las contínuas amenazas y animado por el valor que demuestra Ranse, Dutton Peabody se decide a denunciar en su periódico, el â??Rainbow Starâ?, la situación de extrema violencia y coacción en la que vive el pueblo. Finalmente, las amenazas se cumplen y las oficinas del periódico son asaltadas por Liberty y sus â??muchachosâ?: Peabody, brutalmente golpeado, está a punto de morir.

Ana PolitkovskayaEsto es ficción, pero el asesinato de la periodista rusa Anna Politkóvskaya hace tres semanas, no lo es. Politkóvskaya era conocida por su firme oposición a la política del presidente Putin en Chechenia y había recibido numerosas amenazas de muerte que, desgraciadamente, han terminado por cumplirse.

José CousoLa libertad de prensa está -hoy como ayer-, amenazada desde diversos frentes; por un lado, en los países no democráticos muchos periodistas son perseguidos, torturados o encarcelados; por el otro, los reporteros de guerra se han convertido en un blanco prioritario, especialmente para las poderosas fuerzas de ocupación: el asesinato del cámara español Couso en la guerra de Irak, es un claro ejemplo de lo molestos que pueden llegar a resultar los testigos. Finalmente, en nuestros países democráticos occidentales ya no se persigue tanto la libertad de prensa: aquí lo que sucede es algo más â??civilizadoâ?, aquí, a veces, sólo se la quiere comprar y/o sobornar.

María Sanjuán

Derechos humanos en peligro de extinción

Estatua libertad guerrera

Hace un par de semanas apareció en el periódico El País (30-09-06) la noticia de que el Congreso de los EE.UU había aprobado la Ley que limita los derechos legales de los sospechosos de terrorismo. En la Cámara de Representantes, 219 republicanos y 34 demócratas fueron mayoría, frente a 160 demócratas y 7 republicanos rebeldes, que votaron en contra.

Parece ser que la lucha contra el terrorismo se ha convertido en el caballo de batalla para ganar las próximas elecciones legislativas el 7 de noviembre próximo. Las encuestas señalan que los demócratas están mejor valorados en todos los terrenos excepto en el de la lucha contra el terrorismo, de ahí que George W. Bush y su partido hayan emprendido toda una ofensiva para evitar que sus contrincantes se hagan con la mayoría en las dos Cámaras del Congreso. Ante las acusaciones lanzadas por los republicanos de â??ser unos blandosâ? e incluso de â??mimar a los terroristasâ?, los demócratas dudan y se dividen. Mientras tanto, los que pierden, sin ningún género de dudas, son los ciudadanos, los cuales ven reducidos de forma alarmante derechos esenciales que debe garantizar todo Estado de Derecho que se precie.

Para empezar, la ley antiterrorista no reconoce el â??habeas corpusâ?, que es el derecho a â??comparecer ante un juez para que determine la legalidad de la detenciónâ?. Según Candace German,, abogada de presos de Guantánamo, â??todo el que no sea estadounidense y viva aquí sin visado, puede perder su habeas corpusâ?.

La ley permite también la detención ilimitada de supuestos terroristas y su enjuiciamiento por tribunales militares sin derecho de apelación; también admite pruebas secretas o declaraciones conseguidas en â??circunstancias especialesâ? (¿mediante tortura?). Además, pretende proteger a militares que la practicaron hasta el 2005. Aunque la ley reconoce las convenciones de Ginebra sobre los derechos de los prisioneros de guerra, le reserva al Ejecutivo su â??libre interpretaciónâ?.

Parece evidente que desde el 11 de septiembre de 2001, estamos presenciando un pulso entre derechos y libertades civiles y leyes que pretenden minarlos en pro de la seguridad. En Estados Unidos está claro que, de momento, el pulso lo ha ganado ésta última. Pero la Unión Europea, que hasta ahora se mantenía más o menos firme frente a estas acometidas, de forma más lenta y quizás más imperceptible, parece estar cediendo a las presiones del â??amigo americanoâ?. Un claro síntoma de ello es el acuerdo entre ambos sobre la cesión de datos de todos los pasajeros que vuelen hacia ese país. Y es que las distancias cada vez son más cortas -en todos los sentidos-.

María Sanjuán

¿Tímidos progresos en los derechos de la mujer? (para pensar)

mujer

La violencia contra las mujeres constituye una calamidad tan insoportable como extendida. El mundo ha (re)descubierto, en el conflicto de Bosnia, en Ruanda o incluso en Argelia, que la violación puede convertirse en un arma de guerra. También apelan a esta práctica los mercaderes de carne humana, para controlar a las mujeres y obligarlas a venderse. Este fue el método de sometiemiento de los 9 millones de prostitutas que se contabilizaban en el mundo, según los organizadores de la Marcha Mundial de las Mujeres en el 2000. Cada año, se compran y venden 4 millones de niñas y mujeres que son puestas a disposición de los hombres como esclavas, prostitutas o esposas.Muy a menudo, el cerrado ámbito familiar se convierte en el escenario de agresiones por parte del marido o del padre. Según la Organización Mundial de la Salud, la violencia doméstica se ejerce contra las mujeres en todos los continentes: la padece un 20% de la población femenina en Estados Unidos; un 40% en Europa; un 42% en Ghana y Bangladesh; un 58% en Turquía. Y éstas son cifras oficiales.

Estos tratos brutales ocupan el quinto puesto entre las causas de mortalidad femenina, según el Banco Mundial. Algunos gobiernos toleran, o incluso fomentan, los crímenes sexistas al permitir que maridos y hermanos maten a la mujer que â??afectó su reputaciónâ?. Estos â??crímenes de honorâ? son moneda corriente en India, Pakistán, Jordania, Siria y Arabia Saudita.

Otro atentado contra los derechos de las mujeres está en el nivel de escolaridad: la escolaridad femenina sigue siendo baja en los países menos desarrollados, donde apenas algo más del 60% de las niñas van a la escuela primaria y menos del 15% reciben enseñanza secundaria (según datos de la Unesco). No resulta soprendente, por lo tanto, que un 62% de las mujeres de estos países sean analfabetas, en tanto que el índice no supera el 40% en la población masculina.

Peor aún, según los mismos informes de la Unesco, la escolaridad retrocede en diez de 33 países africanos, en siete de 11 naciones asiáticas, en seis de los 26 estados latinoamericanos y en seis de los nueve países de Europa Oriental. La causa de esta regresiones se encuentran en los planes de ajuste impuestos por las instituciones financieras internacionales, que obligan a bajar el gasto público, y en la flexibilización laboral aplicada por las empresas, que exigen una total disponibilidad de las asalariadas. Por esta razón las niñas abandonan la escuela par reemplazar a sus madres y ocuparse de las tareas hogareñas. Por último, el informe 2000 del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer reconoce que â??la globalización abre nuevas perspectivas para las mujeres instruidas que ejercen una profesión liberal, pero refuerza la situación precaria de las mujeres pobresâ?. En conclusión, parece claro que hay un ámbito donde la feminización progresó: el de la pobreza.

Documento extraído de El Atlas de Le Monde Diplomatique.

María Sanjuan (profesora de filosofía).

Derechos sindicales amenazados (para pensar)

derechos sindicales

A pesar de los convenios internacionales, la actividad sindical sigue siendo de alto riesgo en muchos países. Los informes anuales de la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) dan cuenta de ello. El del año 2000 registraba violaciones de los derechos sindicales fundamentales en 113 países; un año después, la entidad afirmaba que â??la tendencia a graves violaciones está incuestionablemente en alzaâ?.

Tan sólo durante el año 2000 se asesinaron, se declararon como desaparecidos o se suicidaron aproximadamente 210 sindicalistas que habían sido amenazados; 2.931 fueron golpeados, heridos o torturados y 19.539 despedidos sin causa justa. Se reprimieron 326 huelgas y manifestaciones. Además, hubo numerosas intervenciones gubernamentales (271) y restricciones al derecho de huelga (113).

El informe advertía sobre el empeoramiento de la situación de los derechos sindicales en todo el mundo, incluso en los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). En términos más discretos, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) brinda un testimonio idéntico.

La globalización liberal exacerba este proceso. Al instalar a las empresas en un estado de guerra económica de escala planetaria, legitima aún más las prohibiciones y maniobras represivas. Los derechos fundamentales de organización, negociación y huelga son cuestionados mucho más cuando aumenta la distancia entre centros de producción y centros de decisión estratégica. Esta evolución es obviamente desigual según los continentes, las historias nacionales y las relaciones de fuerza. Se induce a los países sujetos a programas de ajuste estructural del Fondo Monetario Internacional (FMI) a considerar las pretensiones sociales como incompatibles con las condiciones que se requiere cumplir para el pago de la deuda pública. En los países de Europa Central y Oriental, donde se quebró el monopolio del Estado, las nuevas estructuras sindicales vieron generalmente reducidos sus derechos.

Por otro lado, el estado de no-derecho sigue siendo moneda corriente en los países donde se produjo la explosión del trabajo informal, con bajos salarios, malas condiciones laborales, sobreexplotación de mujeres y niños. Situaciones, todas ellas, consideradas por las multinacionales como â??ventajas comparativasâ?. Lo mismo sucede con los agricultores, quienes en general tienen prohibida la organización, así como con las asalariados de las zonas francas, cuya actividad se considera demasiado â??vitalâ? como para que pueda ser â??obstaculizadaâ? por el respeto del derecho.

Por último, hay que señalar que todas estas discriminaciones están fuertemente marcadas por el género. La subcontrtación, el trabajo temporal u ocasional, los empleos de tiempo parcial y las actividades informales tienen mayor incidencia entre las mujeres. En las industrias dedicadas a la exportación, el trabajo femenino se concentra generalmente en la jerarquía profesional más baja, donde el empleo es menos seguro. Las mujeres son mayoría en las actividades no sindicalizadas, allí donde la seguridad y la protección son escasas, o incluso inexistentes. Todo eso alimenta el ciclo familiar de la pobreza.

Documento extraído de El Atlas de Le Monde Diplomatique.

María San Juan (profesora de filosofía) .

Trabajo y Desigualdad (para pensar)

pobreza

Ejercer un oficio digno, libremente elegido, es un derecho indiscutible en un mundo que nunca ha sido tan rico. Sin embargo, durante las últimas décadas del siglo XX se produjo una degradación de las condiciones del trabajo a escala internacional, acompañada por una avalancha de desigualdades.En general, el trabajo remunerado se considera como una actividad productiva, que normalmente debería permitir que el trabajador y su familia mantengan una vida digna. A partir de este concepto se definen relaciones sociales y económicas muy diferentes en cada región del planeta, ya que las modernas relaciones salariales no abarcan aún a toda la humanidad.

La esclavitud y el trabajo forzado todavía subsisten, y no solamente en regiones rurales o aisladas. En el Cercano Oriente, 1.200.000 mujeres trabajan como empleadas domésticas sin ninguna clase de protección; en Europa Occidental, la trata de blancas y su explotación sexual aumentan cosnsiderablemente.

Por otra parte, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), mil millones de seres humanos -un tercio de la población económicamente activa de todo el mundo- están desempleados(160 millones)o subempleados (900 millones).

A este extraño despropósito productivo se suma la existencia, en los países en vías de desarrollo, de una extensa economía informal, que se caracteriza por ofrecer trabajos precarios, de escasa productividad y bajos ingresos. Allí, sin embargo, obtiene sus medios de supervivencia gran parte de la población (por ejemplo, el 5,7% de los trabajadores en los centros urbanos bolivianos).

Por último, mientras que la fortuna de los 358 individuos más ricos del mundo equivale a la suma de todos los ingresos del 45% de los habitantes más pobres del planeta (2.300 millones de individuos), alrededor de 211 millones de niños de 5 a 14 años están obligados a trabajar para contribuir al sostén de sus familias (127 millones en Asia, 48 millones en África Subsahariana).

En los países desarrollados se ha iniciado, a partir de los años 80, una reforma de los regímenes laborales. Los salarios reales tienden a estancarse, o incluso a bajar, como lo revela el crecimiento de la franja de nuevos pobres asalariados. Este proceso también atenta contra las numerosas conquistas lagradas merced a las luchas políticas y sindicales del s. XX, como la protección social, los sistemas de salud y jubilación y las garantías colectivas.

Documento extraído de El Atlas de Le Monde Diplomatique.

María San Juan (profesora de filosofía).