2 pensamientos en “El dinero es deuda

  1. Es de agradecer que Rafa haya traído hasta estas páginas un vídeo tan interesante y tan ameno, que indudablemente hace pensar sobre el funcionamiento del sistema monetario, pudiéndose llegar a estar de acuerdo con algunas cosas de las que aquí se dicen y con otras no. Sin embargo, se incluyen también algunas consideraciones político-históricas, se sentido conspiranoico, que le hacen parecerse a ciertas ideologías muy diferentes a lo que podría pensarse a simple vista. Para empezar, distingamos claramente el planteamiento del vídeo con el de las ideas marxistas.

    Según el marxismo, en la historia humana se suceden 5 grandes tipos de organización político-económica (primitivo, esclavista, feudal, capitalista y comunista), avanzándose revolucionariamente de una a otra según el desarrollo de las clases sociales vinculadas a cada sistema y su toma de conciencia. Por tanto, según el marxismo, se avanza hacia el ideal (el comunismo) a través de las revoluciones.

    Según la visión del vídeo, por contra (y nos referimos ahora a su faceta de «denuncia» de una conspiración histórica) lo ideal en el aspecto financiero es lo anterior a 1694. Es decir, que el problema es que un grupo de astutos (que no es una clase social en el sentido marxista) se dijeron hace algunos siglos: «Tenemos que idear un sistema a la vez simple y perverso para conseguir un poder económico y político que AUN NO TENEMOS». Esos serían los Goldsmith, los «muy especiales» o como quiera llamárseles. Y a partir de ahí se producen una serie de cambios y revoluciones dirigidas a aumentar el poder de tal grupo y poner a las naciones a sus pies. Obsérvese que el capitalismo financiero es visto como un movimiento «expropiador», en el sentido de que toda propiedad real va pasando paulatinamente de sus «naturales» dueños hacia tal grupo reducido de financieros, mediante las cadenas del crédito. Por eso, los padres históricos de esta teoría (camuflada aquí bajo el aspecto izquierdista) consideraron que la culminación de este proceso era precisamente el gran sistema expropiador, es decir, el COMUNISMO, mediante el cual los citados Goldsmith convertían su creciente poder económico en absoluto poder político; por tanto, tal comunismo final sería no algo benéfico producido como reacción a tales financieros, sino precisamente algo buscado por ellos como cima de toda su conspiración «internacional» (recordemos la frase introducida al final sobre la élite mundialista que se impone sobre las naciones). «La Orden de los «muy especiales» haciendo que las cosas «pasen» desde 1776″, se dice al final del vídeo. Pero esas cosas serían también precisamente las sucesivas revoluciones producidas desde entonces (y no sólo las llamadas burguesas). No olvidemos que tal grupo de «muy especiales» es considerado como «enemigo» de todas las naciones («las lleva a la ruina») y, a la vez, distribuido por todas ellas.

    ¿Es necesario hacer ver que esta visión coincide PUNTO POR PUNTO con la interpretación de la Historia Contemporánea realizada por los ideólogos del III Reich (y su pequeño grupo de seguidores tras su derrota en 1945), quienes identificando a su vez a tales Goldsmith con un determinado grupo étnico-religioso, trataron de volver a la «simplicidad» del antiguo sistema económico-financiero nacional, rechazando toda injerencia de la Finanza internacional?

    Nota: Todo lo dicho va dirigido a mostrar cual es la verdadera ideología de tal visión histórica conspiranoica. No es óbice para indicar, como dije al principio, que lo referido estrictamente al sistema financiero es interesante y puede ser objeto de discusión (en qué acierta, en que falla, qué sentido tienen las soluciones propuestas, etc.).

  2. Creo que la presente crisis es un buen modelo real sobre el que exponer las diferencias entre las teorías clásicas izquierdistas y las que se exponen en el vídeo. Centrémonos en lo ocurrido en el campo inmobiliario, que es el que más se ajusta a lo expuesto sobre las consecuencias de la expansión y contracción del crédito:

    1) Según la visión izquierdista clásica, la culpa de lo ocurrido la tendrían los empresarios inmobiliarios (como Martinsa-Fadesa, y todos los demás) por su voracidad. Incrementaron tremendamente el precio de los pisos para obtener el mayor beneficio posible en el menor plazo de tiempo, obligando a los compradores a endeudarse hasta el cuello a larguísimos plazos de hasta 50 años, creyendo que el negocio les iba a durar siempre. Pero ha llegado el momento en que la gente no podía endeudarse más, y al subir los tipos de interés no podían siquiera pagar lo ya comprado, produciéndose una espiral vendedora que les ha dejado «colgados» los terrenos ya comprados para la edificación y los pisos ya iniciados, o incluso terminados, y no vendidos. Luego se podrá discutir si hay que intervenir o no estatalmente para evitar la quiebra de estas empresas, no por salvar a los empresarios sino para defender los puestos de empleo y a los compradores. Pero los puntos fundamentales de esta visión es que la culpa es de los empresarios de la construcción y de que la actual crisis se produce a su pesar (qué más quisieran ellos que poder seguir vendiendo siempre a precios cada vez más altos).

    2) Según la teoría expuesta en el vídeo, por contra, tanto los empresarios constructores como los compradores forman la parte sana de la economía (productores y consumidores, respectivamente). Los pisos hechos componen una porción de la riqueza real del país. Pero ambos han sido víctimas de la acción de quienes manejan el crédito, que han previsto y provocado este final desde el principio. Primero inyectaron grandes cantidades de dinero-deuda al mercado inmobiliario («hasta donde la gente era capaz de endeudarse», prolongando el plazo de las hipotecas hasta límites inimaginables). De esta manera, quien hubiese podido comprar, por ejemplo, un piso de 60 mil euros a un precio de 1998, hipotecándose por un máximo de 15 años, se encontraba con que tenía disponibles unos 150 mil euros, y lógicamente aspiraba a comprarse un piso mejor; pero como eso le pasaba a todo el mundo, ese piso de 150 mil tenía más potenciales compradores que los inicialmente previstos, con lo cual subía de precio (aquél que sí hubiese podido pagar tal cantidad hipotecándose a 15 años, se hipoteca a 30 ó 40 para ofrecer un precio mayor y que el anterior no le «quite» ese piso). La consecuencia es que cada cual tiene más o menos el mismo piso que le correspondería según sus ingresos en el sistema de las hipotecas cortas y el crédito mesurado, pero endeudándose muchísimo más por él. En definitiva, esa enorme cantidad de dinero-deuda inmobiliario provoca una gigantesca inflación en tal mercado, hasta que es imposible exprimir más la capacidad de endeudamiento, y entonces se hace bruscamente lo contrario: se restringe el crédito. No hay dinero para comprar y hay que vender. Sube el tipo de interés y la deuda con el banco, ya monstruosa, es aún mayor. El banco se queda con gran parte de la «propiedad real», es decir, con pisos tanto de los compradores como de los constructores (se calcula, por ejemplo, que en un año se podrán quedar con unos 70 mil pisos de la inmobiliaria citada antes). Una vez que jurídicamente posean gran parte de las propiedades inmobiliarias del país, puede volver a realizarse el mismo juego con el mismo final (bajada de tipos y concesiones a largo plazo, al principio, y restricciones del mismo al final del ciclo). Lo destacable en esta visión es que la culpa es de la Banca y que el final (el presente que hoy vivimos) no le estalla a ella en la cara, sino que lo tiene perfectamente previsto y de hecho ella lo provoca.

    3) Y si ahondamos más y llegamos a los autores primigenios de esta teoría, no se trata sólo de que el sector bancario (como si fuese un sector más de la economía nacional) se vaya quedando con todo, sino que es la «finanza apátrida», los goldsmith, la que va «arruinando a cualquier nación», por emplear una frase del vídeo, con este sistema. Y ello obedece al deseo de un beneficio económico, pero también a una conspiración político-histórica: Ir desposeyendo de «toda propiedad real» (expresión que también se usa aquí) a las partes sanas de la economía nacional (producción y consumo), incluyendo el fomento de determinadas políticas (obsérvese que por un lado hay exceso de pisos y por otro se quiere fomentar más que nunca el alquiler en sustitución de la compra); la finalidad última es, según esta visión, colocar a las naciones (y a sus respectivas sociedades) a los pies de estos financieros internacionales, también en el aspecto socio-político.

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