Nunca he estado en Bolivia, ni tampoco tengo amigos bolivianos, pero desde que, al que algunos oligarcas llaman ese indio maldito, ganó las elecciones y tuvo los suficientes redaños como para que su pueblo recuperase el control de SUS RECURSOS NATURALES sigo con gran interés la evolución social y polÃtica que acontece en Bolivia, y además no puedo ocultar mi simpatÃa hacÃa este personaje que ha hecho una apuesta sin condiciones por los indÃgenas que durante tanto tiempo han sido pisoteados, masacrados, robados y excluÃdos de la toma de decisiones. Asà que pido perdón de antemano si esta entrada «no es neutral», siempre he tenido la debilidad de perder mi neutralidad (que no objetividad) decantándome por los que más sufren, por los más perseguidos y marginados, y por los que viven en la opulencia nos etiquetan como populistas, malditos, apestosos y peligrosos para el mundo mundial, etc…
También voy a pedir perdón antes de continuar por decantarme claramente por una opción polÃtica concreta, aunque sea en Bolivia, ya que este blog no es polÃtico sino solidario, y además pertenece a un centro educativo de secundaria, pero en caso de que exista ¿cuál es la lÃnea que separa la solidaridad de la polÃtica?.
En las noticias sobre Bolivia de ciertos medios informativos con mucha audiencia nos han contado (simplificando mucho) que en ese paÃs hay una crisis polÃtica entre centralistas (gobierno, movimientos indigenistas, partidos de izquierdas) y separatistas de las regiones más ricas del paÃs (empresarios, partidos opositores) que pretenden unas cotas de autogobierno similares a las que hay en España entre el gobierno central y las autonomÃas. La realidad NO ES ASÃ.
Cuando Evo Morales fue elegido presidente de Bolivia cumplió el compromiso electoral por el que fue apoyado por los movimientos indigenistas y su partido, logró que el Estado boliviano reciba el 82% de lo producido por las grandes empresas y que éstas se conformen con el 18 % restante, invirtiendo las proporciones. A partir de ese momento los neoliberales anunciaron la inminente catástrofe y desaparición de Bolivia, y los dueños de Santa Cruz y el oriente boliviano amenazaron con dividir el paÃs.
Aún asà las empresas multinacionales no se fueron del paÃs, como algunos pronosticaron, porque a pesar de todo sus negocios siguen siendo rentables, y la minorÃa enriquecida sigue disponiendo de la mayor parte de las riquezas, pero ante el miedo que les produce que al final se promulguen leyes que redistribuyan la tierra y la riqueza ateniéndose a criterios de justicia y equidad, han convocado (y celebrado) unas elecciones que intentan legalizar su separatismo racista que no esconde sus prejuicios contra los indÃgenas y que no deja de contraponer su raza blanca a la de la gran mayorÃa del pueblo boliviano, para aprobar un â??estatuto autonómicoâ? que trasladarÃa facultades irrenunciables del gobierno central a la administración local. Entre las 44 competencias que pretenden arrogarse los gobernantes cruceños destacan la administración de los recursos naturales (parques nacionales), el manejo fiscal (declaración de la renta), el reparto agrario, el control del transporte (aeropuertos, trenes, barcos, carreteras), las telecomunicaciones o la salvaguardia del orden público (como la Guardia Civil o PolicÃa Nacional en España).
El proyecto de los oligarcas de Santa Cruz no es autonómico sino secesionista, incluso racista como ha sido tildado por el representante de la ONU en Bolivia. Implica un proceso de desintegración nacional, como no lo plantea ningún otro estatuto autonómico en el mundo.
Ã?ste es el conflicto real que hay en Bolivia, una derecha racista hasta la médula que quiere seguir disponiendo de la riqueza y del poder sin aceptar que los «indios» existen y tienen derechos; y un pueblo llano (indÃgena y no indÃgena) que reclama sus derechos y exige que Bolivia sea también su paÃs. Además con una división cada vez más extrema donde el entendimiento, que depende del respeto de los otros, no puede existir mientras se afirme que los otros son parte del eje del mal.
Referencias: