Así reza el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos:
Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar y, en especial, la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene, asimismo, derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros casos, como pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.
Sin embargo sabemos que este derecho no lo posee la mayoría de la población mundial. Incluso en Estados Unidos, donde el gobierno se gasta cantidades astronómicas en las armas más potentes para invadir países, también hay muchas personas que no gozan de este derecho, en concreto más de 47 millones.
Además, en vez de ir a mejor parece que se va a peor porque el seguro médico privado en ese país se ha incrementado un 30% desde el año 2001 mientras que los ingresos sólo lo han hecho un 3%. Este dato, unido al hecho de que la mayoría de la gente no tiene cobertura pública de salud, ha ocasionado que descienda el número de asegurados y de empresas que ofrecen seguro médico a sus empleados.
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