Menuda la que se ha armado porque a la Ministra de Igualdad se le ocurrió usar la palabra «miembra», que no existe en el diccionario, para «dar ejemplo» de utilización de un lenguaje no sexista. A mí en particular me suena bastante mal la palabra «miembra», no se si porque de verdad suena mal, o porque «he mamado» desde pequeñito un lenguaje sexista y ya lo tengo interiorizado.
Independientemente de la polémica sobre la «gramaticalidad» de la palabra en cuestión, lo que sí ha conseguido la Ministra es abrir de nuevo el debate sobre el sexismo en el lenguaje, del que ya hemos hablado alguna vez. Y si hacemos algunas lecturas del significado que da el diccionario a algunas palabras, tal vez tengamos que decir que nuestro diccionario SÍ ES MACHISTA, y nuestros académicos deberían aceptar cambiar la descripción que se da a algunos términos como:
- Gozar: Conocer carnalmente a una mujer.
- Babosear: Obsequiar a una mujer con exceso.
- Hombre: Individuo que tiene las cualidades consideradas varoniles por excelencia, como el valor y la firmeza.
- Mujer: que tiene las cualidades consideradas femeninas por excelencia.
- Huérfano: Dicho de una persona de menor edad: A quien se le han muerto el padre y la madre o uno de los dos, especialmente el padre.
- Periquear: Dicho de una mujer: Disfrutar de excesiva libertad.
- Niñada: Hecho o dicho impropio de la edad varonil, y semejante a lo que suelen hacer los niños, que no tienen advertencia ni reflexión.