Muchas personas, algunas pacifistas, se están planteando esta pregunta ante el conflicto libio en el que se está masacrando a una parte de la población. Prácticamente todo el mundo está de acuerdo en que no debemos quedarnos con las brazos cruzados, desde la comunidad internacional no se debe permitir que los gobernantes de ningún país ataquen a su población civil para perpetuarse en el poder, pero ¿porqué tanto interés en Libia y ninguno en otros conflictos que llevan prolongándose mucho tiempo? (Sudán, Congo, Bahrein, …) ¿tendrá algo que ver el petróleo?.
Isaac Rosa se hace esta misma pregunta, y concluye que durante mucho tiempo desde la comunidad internacional se podría haber actuado de otra manera, como por ejemplo no darle a Gadaffi la llave de oro de la ciudad de Madrid ni mimarle de la manera que se le ha hecho. Además la guerra debe ser la última de las opciones, ¿y se han agotado todas o la acción bélica ya estaba decidida desde el principio?. Os dejamos el artículo de este periodista para que os sirva de base para responder a la pregunta que titula esta entrada:
“Libia no es Irak, no tiene nada que ver, es una intervención justa y con todas las de la ley. De hecho, es el contraejemplo de Irak.” -Elena Valenciano, secretaria de Política Internacional del PSOE-
Los partidarios del ataque a Libia se sienten tan seguros, sin las dudas de Irak, que casi no necesitan argumentario. Lo resumen en una pregunta, que lanzan a quienes rechazamos la agresión, y que pretende cerrar el debate: “vale, la guerra es mala, pero ¿tienes tú una alternativa mejor? ¿Qué habrías hecho, permitir las matanzas, mirar para otro lado?”. Pues bien, respondamos.
De entrada, hay que recordar que cruzarse de brazos y mirar para otro lado es repugnante, sí, pero es la norma. No lo justifico, pero invalida el argumento de que era obligatorio hacer algo, pues raramente se hace algo. Piensen en tantos países donde la población está más amenazada que en Libia, y no pasa nada. Un doble rasero más escandaloso cuando afecta a situaciones próximas: la firmeza contra Gadafi se debilita cuando a la vez miramos para otro lado en Bahrein.
En segundo lugar, para no llegar hasta aquí deberíamos haber evitado todo lo anterior. Si hoy tenemos un problema con Gadafi es porque durante años le reímos las gracias. Por tener, Gadafi tiene hasta la Llave de Oro de Madrid, que le entregó Gallardón en acto solemne, con la ausencia digna de los concejales de IU. Ya no sirve lamentarse, no hay vuelta atrás. Pero debería servir para evitar futuros gadafis, y para exigir cuentas a sus amigos de ayer, hoy enemigos.
En tercer lugar: si la guerra es el último recurso, significa que antes se han agotado todas las vías. ¿De verdad se agotaron todas las vías? ¿Se han llegado a explorar siquiera? Más bien parece que desde el principio estaba claro que la única vía era la militar, y no se intentó nada. Hubo propuestas de mediación internacional, como la de Chávez, rechazada y ridiculizada por quienes dicen que han agotado todas las vías.
Y un último argumento: una matanza no se evita con otra matanza. Tenemos muchos precedentes para dudarlo. De los muertos de Gadafi sólo sabemos de oídas, no hemos visto muchos. En cambio empezamos a ver cadáveres bajo nuestras bombas. Ah, claro, son partidarios de Gadafi, merecen ser eliminados.