Bloqueados en Marruecos narra la historia de miles de subsaharianos que quedaron atrapados en Marruecos, país fronterizo al que llegaron ‘de paso’ cuando se dirigían a Europa. Esta espera se ha convertido en un negocio muy lucrativo para las redes y quienes se aprovechan del desamparo, el miedo, y la desesperación. A partir del 2005 se incremento la presión policial en las fronteras de África, provocando un bloqueo en condiciones infrahumanas.
¿Es posible un mundo de fronteras abiertas?
¿Es posible un mundo donde no haya ciudadanos de primera y de segunda?
¿Sería la libre circulación una vía factible para unificar de salarios en el plano mundial? ¿Es posible controlar la inmigración a dia de hoy?
¿Es el control de fronteras EFICAZ?
¿Cuál es su costo humano? ¿Cuál es su costo económico?
¿Consiguen detener realmente a las personas? ¿Cuáles son sus consecuencias?
¿Podríamos hallarnos ante una solución para reducir desigualdades, de un modo constructivo para todos?
La campaña «YO SÍ sanidad universal» llama a la desobediencia civil y la objeción de conciencia frente a la reciente reforma sanitaria, recogida en el Real Decreto-Ley 16/2012, que supone la exclusión de cientos de miles de personas del derecho a recibir atención sanitaria y el repago de medicamentos y de ciertas prestaciones sanitarias.
Para saber más, consulta la web oficial: http://www.yosisanidaduniversal.net
Porque persisten las situaciones de graves violaciones de los derechos humanos en muchos lugares del planeta: gobiernos que no respetan las libertades y los derechos de sus ciudadanos, guerras, conflictos étnicos y religiosos, persecuciones políticas, discriminación de minorías, intolerancia hacia gays y lesbianas, víctimas de trata de personas…
Según la Convención de Ginebra sobre el estatuto de los refugiados, las personas refugiadas son aquellas que han tenido que huir de sus países por haber sufrido persecución, o tener temor fundado de ser perseguidas, por sus opiniones políticas, su nacionalidad, su religión, su etnia o su pertenencia a un grupo social determinado.
La comunidad internacional tiene la obligación y la responsabilidad de proteger a las personas refugiadas, acogiéndolas en su sociedad y garantizándoles una vida digna. Sin embargo, son los países empobrecidos o en vías de desarrollo quiénes acogen al 90% de las personas refugiadas y desplazadas forzadas.
Las personas refugiadas en el mundo
A finales de 2010 había 43,7 millones de personas en situación de desplazamiento forzado en el mundo. La mayoría se encontraban fuera de los países más enriquecidos, recayendo la responsabilidad de acoger y proteger a las personas refugiadas sobre los países que menos recursos tienen.
De las cerca de 44 millones de personas desplazadas forzosamente, 15,4 millones eran refugiadas, 27,5 millones de desplazadas internas y 837.500 eran solicitantes de asilo. Asimismo, se estima que existen 12 millones de personas apátridas. Estas cifras no han variado mucho en los últimos años. Todas ellas son merecedoras de protección internacional.
Afganistán, Irak, Somalia y la República Democrática del Congo son los países de los más personas han huido buscando refugio en otros países. Afganistán cuenta con 3 millones de personas desplazadas forzosamente fuera de su territorio, mientras que Irak posee algo más de millón y medio, y Somalia cerca de 800.000 personas. La R.D. del Congo se acerca al medio millón de personas refugiadas.
Mientras, los países que más personas refugiadas acogen son Pakistán, con cerca de 2 millones, seguido por Irán y Siria, con alrededor de 1 millón de personas cada uno.
Colombia posee más de 3 millones y medio de personas desplazadas internas, mientras que una serie de países rondan el millón y medio, tales como República Democrática del Congo, Somalia, Irak, Sudán, y Uganda.
Frente a la magnitud de las estadísticas de personas refugiadas en el mundo, sólo 441.260 solicitaron asilo en los 44 países más industrializados en 2011, entre los que se encuentran la mayoría de los países europeos.
Frente al elevado número de personas refugiadas en el mundo, los países de la Unión Europea, incluida España, están implementando una serie de políticas de control de los flujos migratorios, que en la práctica están dificultando enormemente la llegada a territorio europeo de las personas refugiadas, así como su acceso al derecho de asilo.
Las fronteras y las personas refugiadas
Las personas refugiadas usan las mismas rutas que las migrantes, viéndose afectadas por la obsesión de los Estados europeos por contener los flujos migratorios irregulares, aún a costa de cualquier consideración de índole humanitaria o de protección de los derechos humanos.
La obsesión por el control de los flujos migratorios está provocando que el control de las fronteras europeas cada vez se realice más lejos del propio territorio europeo, en las mismas costas y fronteras de los países de tránsito y origen de África y otras regiones, en lo que se ha denominado como proceso de “externalización de fronteras”.
A ese hecho, se suma el control férreo de nuestras propias fronteras y el uso perverso de la política de asilo como instrumento al servicio de ese control.
¿Qué es la externalización de fronteras?
Desde hace unos años el fenómeno de la externalización de fronteras viene desarrollándose en Europa, consistiendo en una arquitectura de políticas complementarias entre sí, que en la práctica consiguen que el control de las fronteras y de los flujos migratorios esté cada vez más alejado del territorio europeo. Estas políticas son:
el reforzamiento de la Agencia Europea de Fronteras Exteriores (FRONTEX), con patrullajes en las mismas costas africanas,
la firma de acuerdos de readmisión de inmigrantes irregulares con los países de tránsito y origen,
la vinculación de la ayuda al desarrollo a la colaboración en el control de los flujos migratorios por parte de los gobiernos de esos mismos países,
y la impermeabilización de las fronteras en el propio territorio europeo (muros y vallas, espectaculares dispositivos de vigilancia, exigencia de visados, obstáculos a la petición del asilo, etc).
La combinación de todas ellas buscan desincentivar que las personas migrantes y refugiadas busquen una vida más segura en Europa.
Los datos:
Fruto de todas esas medidas, apenas 21.000 personas solicitaron asilo en Europa procedentes del conjunto de los países árabes donde se produjeron violentas represiones tras las revueltas de la “primavera árabe”. En 2011, solicitaron protección internacional 6.725 personas de origen sirio, 5.248 tunecinas y 2.710 libias, como datos más significativos.
Las consecuencias de este control de fronteras se hacen especialmente evidentes en el sur de Europa, donde en 2010 descendieron un 33% las peticiones de asilo (en Malta un 94%, en Italia un 53%, en España un 9% y en Grecia un 36%).
España y las personas refugiadas
Durante el año 2011 sólo 3.414 personas accedieron al procedimiento de asilo en nuestro país. Esa cifra es una de las más bajas desde la aprobación en 1984 de la primera Ley de Asilo. Las solicitudes de asilo han caído un 65% en la última década. Este descenso continuado pone de relieve, año tras año, y cada vez de forma más preocupante, las enormes dificultades para acceder al procedimiento de asilo en España.
Esa situación se explica por la concurrencia de dos tipos de políticas: la externalización de fronteras y el uso del asilo como instrumento de control de las fronteras.
¿Cuáles son las políticas de externalización de fronteras aplicadas en España?
Son las mismas que las descritas en el apartado Las Fronteras y las Personas Refugiadas, si bien hay que destacar los siguientes aspectos:
Los patrullajes de las costas españolas y africanas por el FRONTEX y por las fuerzas de seguridad españolas.
La dotación de equipos y de formación de los agentes de fronteras de los países africanos, a los que se exige colaborar en la contención de los flujos migratorios.
El enorme despliegue de dispositivos de vigilancia en las propias fronteras españolas (SIVE, muros y vallas altamente tecnificadas, militarización de las fronteras, etc).
Y toda una serie de medidas adaptadas a las características de las zonas fronterizas de nuestro país.
Estas últimas medidas se aplican en los aeropuertos, los Centros de Internamiento de Extranjeros, los puertos o Ceuta y Melilla, consistiendo en unas restrictivas políticas de acceso al procedimiento de asilo, que unidas a las anteriores, tienen por finalidad desincentivar que las personas refugiadas soliciten asilo en España.
El principal efecto de la externalización de fronteras es el aumento de los riesgos que sufren las personas refugiadas, al tener que elegir rutas cada vez más peligrosas. Rutas que les llevan a ser presa de los traficantes de personas o a jugarse la vida atravesando desiertos o mares en cayucos y pateras.
El uso del asilo como instrumento del control de fronteras:
El escaso número de concesiones del estatuto de refugiado y de la protección subsidiaria y, por tanto, el elevado número de personas que no obtienen protección internacional en nuestro país, actúa disuadiendo a las personas refugiadas de elegir España como destino.
Los datos:
La entrada de personas inmigrantes por embarcación a las costas españolas ha descendido de 39.180 en el 2006 a 5.443 en el 2011, lo que supone un espectacular descenso en poco más de 5 años.
Si comparamos los datos de solicitud de asilo en España frente a los países de su entorno, nuestro país ocuparía el puesto número 13 de la Unión Europea. Frente a las 3.414 solicitudes realizadas en España, en Francia se produjeron 56.250 peticiones de protección internacional, en Alemania 53.260, 34.100 en Italia o 26.430 en Reino Unido.
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