El rey de Arabia Saudí, Abdala bin Abdelaziz, ha recibido las llaves de oro de la ciudad de Madrid y ha sido homenajeado por nuestros reyes y políticos de mayor relevancia de nuestro país. Todo esto a pesar de ser un verdadero ejemplo de ostentación, despilfarro y violación de derechos humanos. ¡Qué vergüenza!.
¿Qué tendrá este dictador para que se le repete y condecore, como se le está haciendo en España? Incluso el periódico El País, tan defensor de la libertad y los derechos humanos en Cuba y Venezuela, le dedidca su portada y le hace una larga entrevista de guante blanco, con cuestionario previo, por supuesto, en la que se le pregunta al monarca, ccn suma delicadeza, para no molestarle, por la situación de marginación de la mujer en Arabia Saudí. Conviene recordar que carece de los más mínimos derechos. Por ejemplo, no puede conducir un vehículo ni poner a su nombre una cuenta bancaria. El monarca en su respuesta se va por la tangente diciendo que la mujer en su país contribuye cada vez más al desarrollo del mismo y que su papel en la sociedad es cada vez mayor. El periodista no le insiste más en el espinoso tema y a otra cosa.
Es incomprensible que en un país como el nuestro, donde de verdad la mujer desempeña un papel cada vez más importante, donde incluso se evita no discriminarla lingüísticamente en las leyes mediante el uso del masculino genérico -léase el nuevo estatuto de Anadalucía-, se le concedan las máximas condecoraciones al rey de Arabia Saudí.
¿Qué intereses económicos se ocultan detrás de tanta hipocresía? ¿En nombre de qué derechos humanos se van a condenar otras dictaduras?
De acuerdo con Rafa y Matías en que deben condenarse este tipo de satrapías. Ello supone: 1) Que no puede apelarse a un ralativismo total que lleve a defender «peculiaridades culturales» en temas básicos de derechos humanos. 2) Que el apoyar a los grupos que en estos países se pronuncien por obtener tales derechos no es ningún acto de «imperialismo cultural», ni obedece a deseo alguno de debilitar a tales países por intereses geoestratégicos. Evidentemente,para no ser hipócritas, habría que hacerlo en todos los países donde sucediese tal violación de los derechos humanos (hoy en día habría que incluir, por ejemplo, Irán). Ya sé que se podría pensar «pero si Arabia Saudita es aliado de EEUU»; el único motivo por el que se la considere así es precisamente que éstos no han defendido allí los derechos humanos con el mismo ahínco que en otras partes, por lo cual nos podríamos encontrar con la pescaílla que se muerde la cola: Si mañana EEUU hiciese campañas informativas sobre la violación continua de las libertades en el régimen saudí, acogiese a los opositores y les invitase a dar conferencias, etc. entonces, automáticamente y por definición, pararían a ser países enemigos.¿Y quién apoyaría moralmente a EEUU en esta batalla? Al margen de la cuestión anterior, también conviene distinguir entre sociedades que son en sí mismas cerradas (como muchas árabe-islámicas) y que tienen que ir evolucionando lentamente desde sus propias posiciones (como en su día lo hizo, y lo sigue haciendo, la sociedad occidental) con otras donde la cultura de la libertad ha estado instalándose desde hace siglos y han tenido décadas de democracia, aunque inestable, y ahora está un tirano meramente por la fuerza de las armas. En suma, los saudíes son víctimas del anquilosamiento de su propia cultura; los cubanos son víctimas del atajo de policías secretos y rufianes castristas que les reprimen.
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Madrid necesitan el petroleo por eso le dan la medalla de oro son tan estupidos al entregar una medalla a un violador de derechos humanos, donde estamos
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