850 millones de personas sufren hambre y otros 2.000 millones tienen carencias nutricionales severas en un planeta que a diario produce suficiente comida como para alimentar 12.000 millones de personas, casi el doble de la población mundial.
El hambre del siglo XXI no es consecuencia de la falta de alimentos, sino de un conjunto de causas más complejas entre las que encontramos la injusticia social y la exclusión política, social, económica y de género. A éstas, deben sumarse factores contextuales como los conflictos armados, las reglas del comercio internacional, el pago de la deuda externa, la falta de acceso a los recursos productivos, etc.
La soberanía alimentaria se trata de un derecho humano fundamental ligado a la construcción de relaciones comerciales justas a nivel internacional, al desarrollo de una agricultura local sostenible y al respeto de las condiciones laborales de los productores locales.
Más información en la campaña Derecho a la Alimentación: Urgente.
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