Cuando Amnistía Internacional tiene noticia de que una o más personas se encuentran en extrema situación de riesgo, activa una red integrada por decenas de miles de personas en todo el mundo, que aúnan su capacidad de presión enviando cartas, faxes y mensajes correos electrónicos lo más rápidamente posible al país de que se trate.

La mayoría de estos llamamientos se escriben en favor de hombres y mujeres comunes y corrientes, a veces incluso niños, para quienes no caer en el olvido puede llegar a significar la frontera entre la vida y la muerte.

Aproximadamente en una tercera parte de los casos se ha producido una mejora en la situación de las víctimas. Un llamamiento rápido es una de las cosas más efectivas que puede hacer un simpatizante individual para ayudar a quienes corren peligro de sufrir torturas o malos tratos, o a presos cuyas vidas están amenazadas.

Prueba de ello es el Boletín de Acciones Urgentes del 2008 que recoge los resultados positivos de la Red de Acciones Urgentes.

Si te interesa formar parte de esta red puedes hacerlo a través de este enlace.