«Con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho», esta frase falsamente atribuída a Cervantes en el Quijote viene como anillo al dedo ante la propuesta que Francia quiere hacer ante la ONU para que se despenalice la homosexualidad en todos los países del mundo, pero el Vaticano se opone a dicha medida argumentando que «agregaría nuevas categorías a aquellos protegidos de la discriminación» y podría llevar la discriminación hacia el tradicional matrimonio heterosexual.
Es curioso, quienes tendrían que seguir los pasos y enseñanzas de alguien que se juntaba con prostitutas y marginados, defendía a los perseguidos y dijo aquello de que «el que esté libre de pecado tire la primera piedra» y quienes han silenciado tantos abusos a menores cometidos por hombres ¿de Dios?, se opongan a la despenalización de una orientación sexual que conlleva graves penas, incluso la muerte, en muchos países del mundo, sólo por miedo ¿a que los homosexuales salgan del armario, dejen de ser solteros y llamen a su unión matrimonio?.
Además de una postura anacrónica, injusta, insolidaria, destructiva e incoherente con los valores del Nuevo Testamento me parece una total estupidez.
Voy a aprovecharme de tu generosidad, Rafael, para introducir en tu artÃculo un breve apunte cervantino.
Es cierto que el texto de Cervantes dice «hemos dado» y no «hemos topado» en el capÃtulo IX de la segunda parte:
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01316186422804741757680/ima0170.htm
Sin embargo, pese a las notas de los filólogos y especialistas cervantinos, lo que a mà no me parece tan claro es si debe leerse el pasaje citado de Don Quijote en sentido literal, esto es, «hemos hallado la iglesia» del pueblo.
Si se relee el capÃtulo, se comprobará que Cervantes prepara muy bien la escena. Don Quijote y Sancho entran de noche en El Toboso con el propósito del primero de visitar a su dama (¿irreal e inexistente?). Para ello, puesto que en la Primera Parte, capÃtulos 30 y 31, Don Quijote habÃa remitido una carta a Dulcinea por medio de Sancho, pide a éste que le sirva de guÃa. Sin embargo, Sancho no puede realizar tal función porque la embajada a Dulcinea de la Primera Parte fue fingida, no se produjo.
Y en este capÃtulo se reitera un procedimiento habitual en la Primera Parte:
– Dificultad en la percepción sensorial-> confusión de los sentidos-> interpretación libresca de lo real por D. Quijote (visión de gigantes, ejércitos, o en este caso, palacio).
«o que yo veo poco o que aquel bulto grande y sombra que desde aquà se descubre la debe de hacer el palacio de Dulcinea».
Ante la misma situación- lejanÃa, polvo o la noche, como en este caso- la respuesta de Sancho es «wait and see», esto es, a partir de la percepción de los sentidos, aunque sea difÃcil, debe construirse una interpretación «coherente» de lo real. Asà sucede en esta escena:
«yo lo veré con los ojos y lo tocaré con las manos, y asà lo creeré yo como creer que es ahora de dÃa». En la respuesta de Sancho son evidentes los ecos bÃblicos y de Santo Tomás.
Cervantes, además, irónicamente indica que la noche era «entreclara», pese a que Don Quijote hubiera preferido, para ocultarse (¿y confundirse?), una noche oscura.
Sin embargo, en este pasaje- pese a que no intervienen (lo harán más tarde) los mágicos encantadores que provocan – y justifican- el yerro en sus interpretaciones a Don Quijote- es nuestro héroe burlesco, por sà solo, el que rectifica su primera interpretación:
â??Con la iglesia hemos dado, Sancho.
Por tanto, de alcázar o palacio la primera visión se ha transmutado en iglesia.
Tras esta digresión, vuelvo al primer punto. ¿No es posible entender en esta escena que esa iglesia a la que se refiere Don Quijote es no un edificio, sino la propia institución? ¿No es esta institución una fuerza destructora, un obstáculo contra el que se da de bruces Don Quijote y le impide hallar su más anhelado bien (Dulcinea?
Gracias por tu aportación Joaquín, la verdad es que prefiero la interpretación que tú das.