El presidente norteamericano Barack Obama parece estar «tendiendo una mano a Dios y otra al Diablo» en relación a las torturas sistemáticas en los interrogatorios a los detenidos de Guantánamo, algunas tan crueles como la asfixia simulada o waterboarding. Por un lado deja la puerta abierta a imputaciones a altos funcionarios que autorizaron «estas técnicas para los interrogatorios», y por el otro asegura que ninguno de los agentes de la CIA que participaron en estas prácticas será juzgado por sus actuaciones, hayan sido las que hayan sido.
Y ante estas posiciones algo ambiguas ciertos personajes se crecen afirmando que lo Guantánamo ha sido beneficioso o que eso no es tortura, creo que quienes secundan estas opiniones deberían releerse el artículo 5 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y aprender lo que significa la palabra «tortura»:
Todo acto por el que se inflige intencionalmente a una persona dolores o sufrimientos graves ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido o se sospeche que haya cometido, o de intimidar o coaccionar as esa persona o a otras, o por cualquier potra razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores y sufrimientos sean infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio de sus funciones públicas, a instigación suya, o con su consentimiento o aquiescencia.
Veremos al final en que queda todo esto, me parece que es el resultado de un estudio cuyo objetivo no es hacer justicia, sino conseguir contentar al mayor número posible de electores críticos con Bush sin descontentar demasiado a los otros.