Un presidente elegido por el pueblo democráticamente quiere preguntar al pueblo por una reforma constitucional, y por ese motivo (o con esa excusa) 200 militares lo secuestran, falsifican una carta de renuncia y lo echan del país, suena extraño ¿verdad?, pues eso es lo que ha pasado en Honduras con el presidente Zelaya. Parece que su principal «delito» ha sido «traicionar» a los ricachones hondureños que no querían ver disminuídos sus privilegios aunque fuese para intentar paliar la enorme pobreza que se sufre en ese país.
Al menos esta vez la comunidad internacional ha denunciado el hecho.
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