Hace unos meses estaba comentando con mi amigo Nicolás la película La Jungla de Cristal 4, y él me decía que no iba a ver ese tipo de películas porque siempre buscaban un personaje árabe como malo malísmo de la misma con una clara intencionalidad de adoctrinarnos con una visión del mundo árabe negativa, siniestra e irreal, y me ponía varios ejemplos, entre ellos los rasgos árabes de personajes que hacían de malos en varias películas de Walt Disney (como Scar en El Rey León). En ese momento yo pensé que era un planteamiento exagerado, y que en caso de tener algo de verosimilitud sus efectos sobre los espectadores serían mínimos.
Hoy, leyendo el artículo publicado en LA OTRA AGENDA, además de recordar ese agradable rato he comprobado que lo que me contaba Nicolás es cierto, y como dato esclarecedor está el hecho de que después de analizar 1.000 películas norteamericanas que incluían uno o varios personajes de rasgos o cultura árabe, sólo en apenas 70 (7%) se ofrecían una representación no negativa de los mismos.
Esta tesis se demuestra también en el documental Reel Bad Arabs cuyo trailer tenéis aquí:
Para más ejemplos de esta manipulación podéis ver este vídeo:
Felicidades por la entrada. Aunque a muchos les pueda parecer algo trivial, es en realidad un tema muy importante. Para cometer las atrocidades que se hacen en Irak, Afganistán, o las que se preparan en Irán, es un paso imprescindible las deshumanización del adversario. Para que el público americano digiera como si nada las imágenes de niños destrozados por las bombas de racimo o las balas de soldados y mercenarios es necesario que primero hayan dejado de considerar a esas personas como seres humanos. La demonización de los árabes en el cine hace una parte importante del trabajo. Especialmente porque lo hace de forma subliminal, sin que muchos espectadores se den cuenta.
Este trabajo previo se complementa con los informativos, y deja al ciudadano preparado para aceptar la maldad innata del árabe, o la auténtica estupidez del «nos odian por nuestra libertad».
Creo que Rafa y Nico están confundiendo las cosas debido a una obsesión previa (sobre todo éste último). Como anécdota, diré que de «El Rey León» lo que se dijo en su estreno es que las hienas eran semejantes a los habitantes de los barrios negros estadounidenses (cosa tan absurda como la de ahora, y en cualquier caso parecen ser los personajes menos pelmas de tan almibarada obra). Ya centrándonos en cosas más serias, para hacer un análisis riguroso deberíamos saber cuáles son esas películas y qué difusión tiene cada una. Y también desde que época se supone que se produce tal fenómeno de la «arabofobia» cinematográfica. Pero, sobre todo, conviene saber si esa imagen es atribuida a ciertos personajes árabes o se les asigna al pueblo árabe como tal. Aclaremos que, según lo dicho por Nico sobre Irán, no se refieren específicamente a árabes, sino a pueblos de cultura musulmana, de los cuales los árabes son los más representativos (aunque en absoluto los más numerosos). Y llegados a este punto hay que decir que, A DÍA DE HOY, existen evidentes corrientes islamistas radicales que posiblemente no tengan parangón en otras culturas, en cuanto a su carácter violento y destructor. Y el cine se limita a reflejar esa realidad (insisto en lo de a día de hoy, otra cosa es quienes intentan darle un carácter «esencialista» a esa diferencia, como si en otras culturas no hubiese ejemplos muy cercanos de movimientos políticos violentos). Volviendo al tema del cine, comparémoslo con otras películas y series que hacían referencia a otros pueblos, a ver si se puede decir que se les demonizaba: La serie «Raíces» (mediados de los 70) exponía la historia de unos negros africanos que vivían apaciblemente en su tierra (por cierto, practicando el Islam) hasta que son apresados y esclavizados por blancos estadounidenses, donde el que no es un bestia es un supremacista paternalista. ¿Era esta serie un insulto al mundo blanco, o más específicamente norteamericano? La serie «Holocausto» (1978) se caracterizaba por culpar de la matanza de judíos en la 2ª Guerra Mundial no sólo a los nazis o alemanes, sino a todo el mundo occidental, a la llamada «Civilización Cristiana»; un personaje nazi afirmaba al final: «Nuestra labor era completar la obra del Cristianismo defendiendo la cultura occidental», «nos hemos limitado a seguir la lógica de la historia de Europa, y poderosos filósofos y teólogos vendrán en nuestra defensa»; ¿debemos considerar estas palabras como un ataque a la Europa cristiana, por considerarla globalmente responsable? ¿Debemos considerar «Arde Misissipi» como insultante para todos los habitantes blancos del Sur de EEUU, por mostrar que en un crimen racista estaban involucrados todas las autoridades políticas y policiales de un pueblo sureño? En todos estos casos diremos que el cine o la televisión se limitan a contar lo que pasó, y lo mismo cabe decir de aquéllas que hoy en día se realizan sobre las atrocidades de los extremistas islámicos.