Al menos eso es lo que pensamos cerca del 70% de los español@s según el último barómetro del CIS. Más concretamente:
- Un 68,9% cree que, «esté quien esté en el poder, siempre busca sus propios intereses».
- Un 70% considera que los políticos «no se preocupan mucho de lo que piensa la gente como yo».
- Un 53% cree que «es mejor no meterse en política».
- Un 36,6% por ciento de los españoles «nunca» lee las secciones de política de los periódicos.
¿Porqué será?.
Es muy frecuente escuchar a la gente decir ‘yo no hablo de política’ o ‘no me gusta la política’. También es frecuente oir decir ‘para qué, con los políticos que tenemos…’. A mi me gustaría decir que, en democracia, los políticos que tenemos normalmente son los que nosotros mismos hemos votado. La persona que dice no querer hablar de política para mi entonces no quiere hablar de los problemas de nuestra sociedad. Si si, de los problemas, o es que no se han dado cuenta de que nuestra sociedad tiene problemas y algunos muy graves. Si no se han dado cuenta de eso es quizás porque viven bien, acomodados, y engañándose a sí mismos, sin querer pensar en los problemas que tenemos porque no le importan mientras no le toque a él directamente. Pero esa persona sabe bien que sí, que sí le afectan, le afectan yá, y solo es cuestión de tiempo que se de cuenta de ello. En mi opinión, hablar, e incluso hacer política es tarea y responsabilidad de todos; de todos nosotros sin excepción.
Yo creo que el desdén hacia la política de buena parte de los ciudadanos se debe a su propio orgullo y vanidad, motivada a su vez por su «creencia» en saberlo todo en el plano teórico, pero como no tiene que aplicar sus confusas «soluciones» en el plano real, no comprueba las contradicciones y problemas a las que aquéllas darían lugar, y sigue pensando que son las buenas, frente al supuesto «pasteleo» de los políticos reales. Ello se da tanto en los ultraindividualistas que sólo se preocupan de lo que les afecta directamente a ellos (son los que suelen definirse como apolíticos») como en los ultraidealistas. De estos últimos, por ejemplo en la izquierda, hay gente que teoriza mucho sobre otras épocas o sobre ideologías caducas, como el anguitista Colectivo Prometeo (es sólo un ejemplo) para después añadir con desdén frases como «yo estaba vez quizás no vote», o «voto por votar, pero que conste que ni nuestros candidatos, ni la política española, ni el mundo en sí está a la altura de mi sabiduría». Estos no se consideran apolíticos, ni mucho menos, pero yo creo que en esa actitud está la semilla del desprecio a la política real que se observa en gran parte de la ciudadanía (aunque en principio pueda parecer, por el contrario, una actitud comprometida). En cambio, si se informase bien a la gente de las consecuencias reales que para los distintos países del mundo tienen la aplicación de unas políticas u otras, seguramente verían que no todo es igual, e irían a apoyar las menos malas.