En los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf la ayuda alimentaria ha ido menguando en los últimos años; los almacenes de la Media Luna Roja están vacíos, y los alimentos que ahora llegan de forma puntual no alcanzan para cubrir las necesidades básicas de la población: hasta las lentejas, que fueron prácticamente la única alimentación durante tiempo, hace ya más de un año que no llegan a los campamentos. Esta situación repercute de forma más directa sobre la población de riesgo, niñ@s, ancian@s y mujeres embarazadas. El 20% de l@s niñ@s menores de tres años sufren desnutrición y un@ de cada cinco niñ@s menores de cinco años sufre malnutrición aguda, según un informe de Norwegian Church Aid publicado en 2008.
El porcentaje de anemias severas durante el embarazo es elevadísimo, lo que conlleva riesgo en el parto y déficit en la nutrición de l@s lactantes. La elevada tasa de mortandad en el parto, es una realidad evitable con una alimentación adecuada y una mejora de las condiciones sanitarias y de atención en el parto.
La lactancia materna es la única alimentación que reciben l@s niñ@s hasta los 6 meses. Cuando la madre está anémica y desnutrida es necesario que l@s niñ@s reciban un suplemento con leche de fórmula, que a los campamentos sólo llega de forma puntual cuando es enviada por alguna organización mediante ayuda humanitaria. La situación aún es más desastrosa cuando se produce el fallecimiento de la madre o ésta tiene alguna enfermedad que le impide dar lactancia a su hij@, en estos casos el bebé se alimenta de aceite, dátiles, leche de cabra, etc. Esta situación conlleva desnutriciones severas, diarreas que a veces, no pocas, tienen un desenlace fatal.
Se necesita con urgencia leche y cereales sin gluten que ayuden a mejorar la alimentación, y por tanto la nutrición, de estos bebés que no pueden, o no les llega, con la lactancia materna.