La violencia contra las mujeres constituye una calamidad tan insoportable como extendida. El mundo ha (re)descubierto, en el conflicto de Bosnia, en Ruanda o incluso en Argelia, que la violación puede convertirse en un arma de guerra. También apelan a esta práctica los mercaderes de carne humana, para controlar a las mujeres y obligarlas a venderse. Este fue el método de sometiemiento de los 9 millones de prostitutas que se contabilizaban en el mundo, según los organizadores de la Marcha Mundial de las Mujeres en el 2000. Cada año, se compran y venden 4 millones de niñas y mujeres que son puestas a disposición de los hombres como esclavas, prostitutas o esposas.Muy a menudo, el cerrado ámbito familiar se convierte en el escenario de agresiones por parte del marido o del padre. Según la Organización Mundial de la Salud, la violencia doméstica se ejerce contra las mujeres en todos los continentes: la padece un 20% de la población femenina en Estados Unidos; un 40% en Europa; un 42% en Ghana y Bangladesh; un 58% en TurquÃa. Y éstas son cifras oficiales.
Estos tratos brutales ocupan el quinto puesto entre las causas de mortalidad femenina, según el Banco Mundial. Algunos gobiernos toleran, o incluso fomentan, los crÃmenes sexistas al permitir que maridos y hermanos maten a la mujer que â??afectó su reputaciónâ?. Estos â??crÃmenes de honorâ? son moneda corriente en India, Pakistán, Jordania, Siria y Arabia Saudita.
Otro atentado contra los derechos de las mujeres está en el nivel de escolaridad: la escolaridad femenina sigue siendo baja en los paÃses menos desarrollados, donde apenas algo más del 60% de las niñas van a la escuela primaria y menos del 15% reciben enseñanza secundaria (según datos de la Unesco). No resulta soprendente, por lo tanto, que un 62% de las mujeres de estos paÃses sean analfabetas, en tanto que el Ãndice no supera el 40% en la población masculina.
Peor aún, según los mismos informes de la Unesco, la escolaridad retrocede en diez de 33 paÃses africanos, en siete de 11 naciones asiáticas, en seis de los 26 estados latinoamericanos y en seis de los nueve paÃses de Europa Oriental. La causa de esta regresiones se encuentran en los planes de ajuste impuestos por las instituciones financieras internacionales, que obligan a bajar el gasto público, y en la flexibilización laboral aplicada por las empresas, que exigen una total disponibilidad de las asalariadas. Por esta razón las niñas abandonan la escuela par reemplazar a sus madres y ocuparse de las tareas hogareñas. Por último, el informe 2000 del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer reconoce que â??la globalización abre nuevas perspectivas para las mujeres instruidas que ejercen una profesión liberal, pero refuerza la situación precaria de las mujeres pobresâ?. En conclusión, parece claro que hay un ámbito donde la feminización progresó: el de la pobreza.
Documento extraÃdo de El Atlas de Le Monde Diplomatique.
MarÃa Sanjuan (profesora de filosofÃa).