No es una guerra, no hay ejércitos enfrentados. Es una matanza.
No es una represalia, no son los cohetes artesanales que han vuelto a caer sobre territorio israelí sino la proximidad de la campaña electoral lo que desencadena el ataque. No es la respuesta al fin de la tregua, porque durante el tiempo en el que la tregua estuvo vigente el ejército israelí ha endurecido aún más el bloqueo sobre Gaza y no ha cesado de llevar a cabo mortíferas operaciones, 256 muertos en los seis meses de supuesto alto el fuego, con la cínica justificación de que su objetivo eran miembros de Hamas.
¿Acaso ser miembro de Hamas despoja de condición humana al cuerpo desmembrado por el impacto del misil y al supuesto asesinato selectivo de su condición de asesinato sin más?. No es un estallido de violencia. Es una ofensiva planificada y anunciada hace tiempo por la potencia ocupante. Un paso más en la estrategia de aniquilación de la voluntad de resistencia de la población palestina sometida al infierno cotidiano de la ocupación en Cisjordania y en Gaza a un asedio por hambre cuyo ultimo episodio es la carnicería que en estos días asoma en las pantallas de nuestros televisores en medio de amables y festivos mensajes navideños.
No es un fracaso de la diplomacia internacional. Es una prueba más de complicidad con el ocupante. Y no se trata solo de Estados Unidos que no es referencia moral ni política sino parte, la parte israelí, en el conflicto; se trata de Europa, de la decepcionante debilidad, ambigüedad, hipocresía, de la diplomacia europea. Lo más escandaloso de lo que está pasando en Gaza es que puede pasar sin que pase nada. La impunidad de Israel no se cuestiona.
La violación continuada de la legalidad internacional, los términos de la Convención de Ginebra y las mínimas normas de humanidad, no tiene consecuencias. Más bien, al contrario, parece que se premia con acuerdos comerciales preferentes o propuestas para el ingreso de Israel en la OCSE. Y qué obscenas resultan las frases de algunos políticos repartiendo responsabilidades a partes iguales entre el ocupante y el ocupado, entre el que asedia y el asediado, entre el verdugo y la víctima. Qué indecente la pretendida equidistancia que equipara al oprimido con su opresor. El lenguaje no es inocente. Las palabras no matan pero ayudan a justificar el crimen. Y a perpetuarlo.
En Gaza se está perpetrando un crimen. Lleva tiempo perpetrándose ante los ojos del mundo. Y quizá dentro de unos años alguien se atreva a decir, como en otro tiempo se dijo en Europa, que no sabíamos.
Comunicado firmado por diversas personalidades de las letras: Teresa Aranguren- Periodista y escritora, Pedro Martínez Montávez- Arabista, José Saramago- Escritor, Premio Nobel de Literatura, Pilar del Río- PeriodistaRosa Regás- Escritora, Carmen Ruiz Bravo- Catedrática de Literatura y Pensamiento Árabes Modernos, Belén Gopegui- Escritora, Constantino Bértolo- Director del sello editorial Caballo de Troya, Santiago Alba- Escritor, ensayista y filósofo español.
Visto en Lápices para la Paz.
Sr. Del Castillo, debería contrastar la información que publica. Lo de los 256 muertos en los 6 meses de tregua no sé de donde lo han sacado los que escriben este comunicado. Hubo muertos israelíes por lanzamiento de cohetes (2 de ellos en la misma semana de Agosto) y actos de represalia israelí que mataron a 8 milicianos de Hamas cuando se disponían a disparar cohetes.
Pues no se de donde han sacado las cifras, tal vez pueda preguntarlo en Lápices para la Paz (donde he visto el comunicado). De todas formas, a tenor de las informaciones de Amnistía Internacional (a la que considero fuente fiable):
http://www.es.amnesty.org/actua/acciones/israel-y-los-territorios-palestinos-ocupados-protejan-a-la-poblacion-civil/noticias-relacionadas/
no me parece que estén tergiversadas.