Cuando se banaliza el sexo, se disocia de la procreación y se desvincula del matrimonio, deja de tener sentido la consideración de la violación como delito penal.
No es comparable lo que haya podido pasar en unos cuantos colegios de Irlanda con los millones de vidas destruidas por el aborto.
No se callan, porque son unos privilegiados. ¿Qué otra institución recibe lo que recibe la iglesia católica? Ninguna. Por eso, por la supuesta influencia que creen ejercer en la sociedad española, no se callan. Piensan que tienen la potestad de guiar nuestras vidas e imponer sus criterios a todos los españoles, sean creyentes o no. A esto se le llama dogmatismo; pero, claro, me parece muy bien que sean dogmáticos con sus seguidores, pero no con los demás.
Todo cambiaría, si dejaran de tener esos privilegios, es decir, si se suprimiera el tratado entre nuestro gobierno y el Vaticano. Entonces dejarían de pensar que tienen la verdad absoluta o, al menos, no tratarían de imponérnosla a los demás.
En un estado democrático, como el nuestro, comparar los abusos terribles sobre niños llevados a cabo por curas y monjas, en los colegios de Irlanda, con «los millones de vidas destruidas por el aborto» -que conviene recordar es un derecho legal que tienen las mujeres, en la casi totalidad de los países europeos- es una falta de respeto a las víctimas de estos abusos y está en la línea de actuación de las propias autoridades eclesiásticas irlandesas que, durante años, taparon a los agresores. Incluso, ahora, en el informe donde se denuncian estos hechos, se ocultan los nombres de los curas y monjas cometieron los abusos. Vergüenza les habría dar.
No se callan porque no tienen vergüenza y porque en este país no importa lo que se diga sino quién lo diga. Cualquier otra institución o persona que hiciera esas declaraciones sería acusada de apología de la violencia sexual pero como lo hace la Iglesia, amigo Sancho, con la Iglesia hemos topado. A ver si este gobierno socialista que se dice de izquierdas se atreve de una vez por todas a hacer la separación entre Iglesia y Estado que ya está bien. Por aquí, parece que no haber pasado ni Ockham (siglo XIV) ni la Ilustración, ni todas las mayorías absolutas de los anteriores gobiernos socialistas.
De todas formas, lo peor de todo es que la sociedad civil parece estar contenta y siguen manifestando un fervor por dicha institución que yo cada día entiendo menos.
En fin, confío en que poco a poco, lleguemos a esa época en la que las creencias religiosas se queden donde tienen que estar, en el ámbito privado.
Un saludo, Montse
Es inaudito. Lo de la comparación entre los abusos sexuales y el ejercicio del derecho al aborto es ya gravísima, por lo que supone de banalización del dolor sufrido por quienes han sido víctimas de los primeros. Pero es que la frase sobre la violación sí que tendría que tener responsabilidades penales.