Pese a las dificultades, los activistas judíos de todas las tendencias impusieron la consigna de «¡Vivir con dignidad y morir con dignidad!» y cuando los alemanes impulsaron en el verano de 1942, la primera «liquidación» del barrio con la deportación de mas de 300 mil pobladores, los supervivientes se dedicaron a conseguir armas para plantar cara a otra situación similar, haciéndolo en las jornadas de enero y abril de 1943 (durante 63 días en la última fecha) pese a ser conscientes de la inferioridad y muerte segura que la resistencia supondría.
El mejor testimonio del espíritu de los resistentes lo encarna la declaración de la Organización Judía de Combate del 23 de abril de 1943: «
¡Polacos! ¡Ciudadanos! ¡Soldados de la libertad!.
A través del rugido de los cañones del ejército alemán que están bombardeando nuestras casas, nuestras madres, nuestras mujeres y nuestros hijos. A través del crepitar de las ametralladoras que tomamos por la fuerza a los cobardes guardias y a las SS. A través del humo de los incendios y los mares de sangre que corren por las calles aplastadas del ghetto de Varsovia, nosotros, los prisioneros del ghetto, os enviamos un saludo fraterno y cordial. Sabemos que asistís con dolor y lágrimas de compasión y respeto a la batalla que libramos desde hace varios días contra el atroz ocupante… Luchamos por nuestra libertad y la vuestra. Por nuestro honor y el vuestro. Por nuestra dignidad humana, social, nacional y por la vuestra.¡ Venguemos los crímenes de Auschwitz, Treblinka, Belzec y Maidenek!… ¡Muerte a los verdugos, muerte a la injusticia! ¡Viva el combate a vida o muerte contra el ocupante!.
Cuando en el 2009 se rememoran los hechos, las palabras Justicia, Dignidad, Orgullo… con mayúsculas, salen solas de los pensamientos.
En 1967, la franja de Gaza fue conquistada por Israel en la Guerra de los Seis Días. Hasta el 2005, con la puesta en marcha del llamado plan de Retirada Unilateral mantuvo su ocupación militar y civil. En esa fecha el territorio quedaba teóricamente bajo control directo de la Autoridad Nacional de Palestina. Desde junio de 2007, tras violentos combates entre Al Fatah y Hamas toda la zona pasó a ser gobernada por el último grupo. Sin embargo Israel ha mantenido el control sobre las fronteras terrestres de Gaza, tanto las que limitan con Egipto como las que las hacen con el estado sionista y sobre el espacio marítimo y aéreo. En menos de 400 kilómetros cuadrados se hacinan más de un millón y medio de personas, gran parte mujeres y niños, privados -no olvidemos que el control fronterizo permite aislar o encerrar a los habitantes a voluntad- de los recursos necesarios para llevar una existencia digna, personas «separadas bruscamente del mundo exterior… encerradas como animales». Sobre ellas, el 27 de diciembre de 2008, el considerado uno de los mejores armados y «efectivos» -por su capacidad destructiva- ejércitos del mundo lanzó la operación «Plomo Fundido» con el resultado provisional, según la ONU, de casi 800 muertos de los cuales 257 serían niños y 60 mujeres. Israel ha tenido en el mismo periodo 14 muertos, de los cuales 11 serían soldados.
Pese a los rumores malintencionados, no se ha podido confirmar que la ministra de Asuntos Exteriores israelí Tzipi Livni (para conseguir ganar las elecciones), el ministro de Defensa Ehud Barak (para no enterrar personalmente al partido laborista) o el primer ministro Ehud Olmert (para escapar de sus problemas judiciales), visto el apoyo del 90% del electorado judío a su actual «hazaña» hayan pedido un informe al Mossad , sobre la posibilidad de aplicar una versión reducida de la «Solución Final» que masacró a sus abuelos europeos y acabar de una vez con el problema palestino. También es falso que el Tzahal haya distribuido entre sus oficiales y soldados una copia equivocada del manual que recoge los cálculos matemáticos de los oficiales nazis Herbert Kappler y Erich Priebke que les permitía tarifar en 10 asesinatos por cada soldado muerto y que aplicaron sin pestañear (33/335) en la matanza de las fosas Ardeatinas. Si la proporción se les ha disparado al 1/70 la culpa la tiene la lectura repetida de los muchos versículos del Antiguo Testamento en los que un Yahvé tronante extermina sin piedad a los filisteos.
Asimismo carecen de validez las informaciones que atribuyen el silencio absoluto de la «gran esperanza» Barak Obama a unos inoportunos pólipos de garganta o que en la última reunión de los responsables de la ONU y Unión Europea, se acordó enfocar el problema desde la suavidad y el talante, adoptándose como emblema de las gestiones diplomáticas el cuadro «La gallinita ciega» de Goya.
Además se ha corrido el bulo de que la ONU apoyó por unanimidad en el Consejo de Seguridad celebrado el 22 de noviembre de 1967 (hace más de 41 años) una resolución, la 242, que decía:
El Consejo de Seguridad,
Expresando su constante preocupación por la grave situación en el Oriente Próximo.
Insistiendo en la inadmisibilidad de la adquisición de territorios por medio de la guerra y en la necesidad de trabajar por una paz justa y duradera, en la que todos los Estados de la zona puedan vivir con seguridad.
Insistiendo además en que todos los Estados Miembros, al aceptar la Carta de las Naciones Unidas, han contraído el compromiso de actuar de conformidad con el artículo 2 de la Carta,
1. Afirma que el acatamiento de los principios de la Carta requiere que se establezca una paz justa y duradera en el Próximo Oriente, la cual incluya la aplicación de los dos principios siguientes:
1) Retirada de las fuerzas armadas israelíes de territorios que ocuparon durante el reciente conflicto
2) Terminación de todas las situaciones de beligerancia o alegaciones de su existencia, y respeto y reconocimiento de la soberanía, integridad territorial e independencia política de todos los Estados de la zona y de su derecho a vivir en paz dentro de fronteras seguras y reconocidas y libres de amenaza o actos de fuerza;
2. Afirma además la necesidad de:
a) Garantizar la libertad de navegación por las vías internacionales de navegación de la zona.
b) Lograr una solución justa del problema de los refugiados;
c) Garantizar la inviolabilidad territorial e independencia política de todos los Estados de la zona, adoptando medidas que incluyan la creación de zonas desmilitarizadas
3. Pide al Secretario General que designe un Representante Especial que marche al Próximo Oriente, para establecer y mantener contactos con los Estados interesados a fin de promover un acuerdo y de ayudar en los esfuerzos para lograr una solución pacífica y aceptada, de acuerdo con las disposiciones y principios de la presente resolución.
4. Pide al Secretario General que informe lo antes posible al Consejo de Seguridad sobre el progreso de los esfuerzos del Representante Especial.
Pues si esa información fuera cierta, la Comunidad Internacional, liderada por el guardián de la paz y libertad, Estados Unidos, hubiese corrido a aplicarla -como en Irak, Afganistán o la antigua Yugoslavia- pese a los riesgos que la misma entrañara.
Sí puede tener un mayor fundamento que en los pasos fronterizos hoy cerrados, se están poniendo unas puertas metálicas con una leyenda en hierro forjado que, cara a Israel dice en hebreo y en inglés: «La sumisión os hará libres» para que los enviados especiales puedan hacerse una fotografía bajo el arco y tener una idea certera de por donde pasa la solución del conflicto según Israel, aunque en la parte palestina el rótulo en árabe rece «Abandona toda esperanza».
Sin embargo, nadie puede explicar el extraño fenómeno que, simultáneamente, se ha producido en la tumba que en Portbou recuerda al filósofo judío y marxista Walter Benjamín, muerto cuando en 1940 huía del nazismo y en el testamento redactado en yiddish, del obrero de 19 años David Graber, donde narra como él y dos compañeros (Lichtenstein y Grzywacz) intentan ocultar -en los sótanos de la calle Nowolipski y en los subterráneos de la calle Swientojerska- los documentos de la resistencia judía mientras las patrullas de las SS se acercan. En ambos lugares, con la misma letra de la lápida y del escrito, ha aparecido una nueva frase: «Masacre de Gaza: No en mi nombre «.
Juan Rivera Reyes.
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