El salario mínimo actual es de 666 euros mensuales, y en un país donde todo el mundo tiene claro que vivir con menos de 1000 euros mensuales es una odisea y una injusticia, el gobierno actual plantea para la próxima legislatura aumentar esta cifra a 800 euros.
Sin embargo desde la oposición critican esta medida, que tachan de electoralista (es posible que con razón), augurando que puede ser negativo para la inflación y creación de empleo.
Considero que es una buena noticia y de justicia que suban el salario mínimo, aunque 800 euros me parece insuficiente para vivir dignamente y sigamos siendo uno de los países de la Unión Europea con el salario mínimo más bajo. Por esto, y a pesar de mis escasos conocimientos en macroeconomía, no puedo entender como desde los «sectores económicamente poderosos» y con sueldos mensuales de más de 5000 euros pueden oponerse alegremente a esta medida, máxime cuando quienes representan a estos sectores no serían capaces de subsistir ni unos pocos días con los salarios que no quieren subir.