Antes de comenzar a escribir este artÃculo quiero aclarar que este blog es aconfesional, además desconozco y no me importan las inquietudes religiosas de los demás moderadores de este blog y a ellos les pasa lo mismo conmigo. También quiero aclarar que aunque en este artÃculo se va a hablar de una parroquia y de autoridades religiosas NO VA A SER un artÃculo de religión, sino de solidaridad con un grupo de personas que dan su vida por los excluÃdos.
Imaginad una parroquia querida por los sectores más desfavorecidos del barrio, por los «drogatas», por sus madres, por los que piden por las esquinas, por los inmigrantes, por los sindicalistas, por las asociaciones del barrio, por los rebeldes, por los comprometidos con la sociedad, por los que luchan por un mundo mejor. Imaginad unos párrocos y feligreses implicados con los problemas sociales de su entorno, que dicen las cosas claras, que son independientes, que no tienen pelos en la lengua, que reciben premios por su labor social, que acogen a ex-presidiarios, insumisos, inmigrantes, gente sin techo, niños de la calle. Alguno pensará, si eso eso pasa en algunas pelÃculas…
Bien, pues esta parroquia existe, está en el humilde barrio madrileño de EntrevÃas y se llama San Carlos Borromeo. Desde hace 27 años se la conoce como la parroquia de los marginados. En torno a ella se han ido encontrando personas de muy distinta clase y condición: chavales de la calle, empresarios, madres, polÃticos, insumisos, jueces, inmigrantes, colectivos sociales y de iglesia, agnósticos y ateos y creyentes de distinta confesión. En ella han nacido grupos como el de las Madres, Traperos de Emaus, Coordinadora de Barrios, Escuela sobre Marginación, Fundación Raicesâ?¦
Pues resulta que el Arzobispado de Madrid quiere cerrarla. Aunque he estado indagando acerca de los motivos no me acaban de convencer las razones que dan:
- Se celebra la misa en ropa de calle.
- Usan rosquillas y trozos de pan para repartir la comunión.
- La catequesis no está homologada.
- La liturgia es un desastre.
- Acogen a musulmanes y ateos en las misas.
Entiendo que estas razones quieren decir que estas misas no tienen «el formalismo» que se exige desde el Vaticano, aunque el fondo de las mismas tenga mucho que ver con la solidaridad y entrega que muchas personas creen ver el mensaje que transmite el Jesús de los evangelios, independientemente de que su figura se considere divina o humana. Y me pregunto yo, ¿porqué no cierran aquellas parroquias que cierran sus puertas a los excluÃdos? ¿o las que acogen a curas pedófilos? ¿o las que no se implican con los problemas de su entorno?, ¿o las que no viven el voto de pobreza? ¿o las que están llenas de riqueza en barrios que no tienen nada? ¿o las que se alÃan con el poder que pisotea al que menos tiene?. Y me pregunto también, si los musulmanes o los ateos no deben ser acogidos en una misa, ¿porqué se deja a entrar a lÃderes mundiales (no diremos nombres) responsables de millones de muertes, de mucho sufrimiento, de mucha pobreza, de vivir en un mundo injusto e insolidario en sitios como el Vaticano?.
Siempre me ha chocado que la Iglesia no salga a patalear la calle contra las palpantes realidades que nos hablan del sufrimiento de millones de personas por las desigualdades sociales, hambre, guerras, pobreza, exclusión, y lo haga en otras ocasiones como contra la reciente ley que regula el matrimonio entre homosexuales, y este cierre me parece algo similar. Desde luego, si el Jesús del que nos hablan en los evangelios levantara la cabeza ¿a quien apoyarÃa? ¿a los tres curas de EntrevÃas o a los del Arzobispado de Madrid?.
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